diumenge, 11 de març del 2012

Valoracion integral de la desproteccion infantil en el marco del enfoque ecológico-sistémico

[ÖPartimos del modelo ecológico del desarrollo humano, desarrollado por Bronfenbrenner (1987), y del modelo relacional-sistémico surgido del estudio de la familia en la terapia familiar, como marcos de referencia desde los cuales abordaremos el estudio de la desprotección de la infancia i la adolescencia.

Desde la perspectiva ecológica nos interesa tener presente el entorno familiar y social de la familia, mientras que desde la perspectiva relacional-sistémica queremos poner de relieve las interacciones y dinámicas relacionales que se establecen en el seno de la familia, y en particular las relaciones paterno-filiales como núcleo de nuestra evaluación.


El estudio de la desprotección infantil lo abordamos desde la teoría de las necesidades básicas infantiles i la evaluación del maltrato infantil. La teoría de las necesidades infantiles y el estudio del maltrato infantil nos permiten integrar conceptos de bienestar, de protección y de desprotección dentro de un mismo marco teórico, cuando a menudo se tratan por separado el bienestar y desarrollo de la infancia, la satisfacción de sus necesidades básicas y el maltrato 
[1].

1. La desprotección infantil
Planteamos la desprotección infantil desde la perspectiva de un continuum sin solución de continuidad que abarcaría desde las necesidades básicas infantiles hasta el maltrato infantil, en el entorno personal, familiar y social de niño/a – adolescente. El estudio de la desprotección infantil desde las necesidades, los malos tratos i el entorno personal, familiar y social, nos aportará la información necesaria para determinar que indicadores y factores están presentes en la situación del niño/a - adolescente. Con lo cual podremos determinar, en el caso de valorar su situación como de desprotección infantil, si se trata de una desprotección infantil por desatención de las necesidades básicas o de una desprotección infantil por malos tratos.

1.1. La teoría de las necesidades básicas infantiles
La teoría de las necesidades básicas infantiles  y su correlación con el maltrato infantil, tal como nos propone Félix López (1995), nos permite determinar aquello que debería ser (la satisfacción de las necesidades básicas de los hijos) para detectar lo que no debería ser (el maltrato a los hijos). En la medida que las necesidades no son suficientemente satisfechas y se desatienden, aumenta el riesgo de malos tratos. En función de cuales sean las necesidades desatendidas, se presentará una topología o tipologías determinadas de malos tratos.

Cuando se produce un episodio de malos tratos, la mirada del profesional debe desplazarse a los indicadores de malos tratos para validar ese episodio. La teoría de las necesidades básicas infantiles favorece la mirada sobre los aspectos funcionales y preservados de las familias, sobre los cuales va a apoyarse cualquier proceso de cambio para mejorar deficiencias, precariedades y/o difuncionalidades.



Félix López (1995) propone una taxomonía de necesidades básicas infantiles que siguen el desarrollo evolutivo:

  • Necesidades de carácter físico-biológico.
  • Necesidades cognitivas.
  • Necesidades emocionales y sociales
    • Sociales
    • Sexuales
    • Con el entorno físico y social.





López, Félix Necesidades de la infancia y protección infantil (I). Fundamentación teórica, clasificación y criterios educativos. Programa de mejora del sistema de atención social a la infancia. Ministerio de Asuntos Sociales. Madrid, 1995.


Para que las necesidades básicas infantiles sean adecuadamente cubiertas y satisfechas es necesario que la familia como sistema cumpla con sus funciones. 


1.2. Las funciones básicas familiares
Dentro de la familia se pueden identificar diferentes funciones básicas, respecto a la familia, a los cónyuges – pareja y a los hijos.

Las funciones básicas de la familia. “Cuando consideramos a los padres no solo como promotores del desarrollo de sus hijos, sino principalmente como sujetos que están ellos mismos en proceso de desarrollo, emergen una serie de funciones de la familia” [2]. Las funciones familiares básicasU se pueden concretar en cinco, Rodrigo (1998) a pesar que la bibliografía en este aspecto no siempre se manifiesta muy coincidente:
  • Promover la capacitación de sus miembros como personas adultas
  • Preparar para afrontar retos, asumir compromisos y responsabilidades personales i colectivas.
  • Proporcionar una visión del mundo a través del contacto y el intercambio intergeneracional
  • Facilitar el apoyo necesario en les etapas de transición vital (ex. jubilación)

Las funciones básicas conyugales – de pareja. Estas funciones son la base de una relación estable de pareja o entre unos cónyuges. Según Linares (2000) estas funciones se basan en el reconocimiento, la valoración, el cariño y el deseo.
  • Reconocimiento de la existencia del otro
  • Apreciar las cualidades de la pareja
  • Darse a la pareja de manera afectiva implica, a la vez, reconocimiento y valoración.
  • El deseo precede al sexo y “se trata de acoplarse al otro para compartir placer, y ello significa una cierta posesión mutuamente reconocida y otorgada” [3]
Cuando en la pareja surge o se plantea la paternidad – maternidad podemos identificar qué significa ser padre o padre, según Rodrigo (1998):
  • Poner en marcha el proyecto vital educativo que se inicia con la gestación y termina, con los años, con “un nuevo encuentro con los hijos a través de los nietos” [4]
  • Intensa implicación personal y emocional producto de la asimetria entre padres e hijo/a, y de la inversión y esfuerzo que requiere el proyecto educativo.
  • Revisar y dotar de contenido el proyecto educativo durante todo el proceso de crianza y educación, mediante el ejercicio de las funciones parentales.

Las funciones básicas parentales necesarias para un adecuado desarrollo de los hijos/hijas, según Rodrigo (1998) serían:
  • Asegurar la supervivencia y el bienestar material de los hijos [5] 
  • Proporcionar un clima de afecte y apoyo emocional, que construya un vinculo seguro
  • Estimular a los hijos en sus capacidades afectivas, sociales y cognitivas
  • Facilitarles la apertura hacía otros contextos educativos (ex. escuela)
Para Gimeno (1999) las funciones básicas parentales serían [6]:
  • Desarrollo personal: individuación, autorrealización
  • Socialización
  • Preservación de la identidad familiar y cohesión de la familia
  • Armonización de la identidad familiar y personal

1.3. Los malos tratos infantiles [7]
La valoración de los malos tratos infantiles debe determinar, en su evaluación global, si se confirman los malos tratos, el danyo sufrido y/o el peligro para la integridad física o riesgo para su desarrollo, y la necesidad de protección inmmediata del niño/a – adolescente.
Para poder identificar cuales son los aspectos de la familia que han incidido y/o provocado la situación de desprotección infantil, y su intensidad, debemos hacer un valoración de lo que la investigación sobre el estudio de los malos tratos infantiles ha llamado factores. 

1.4. Los factores de riesgo, de protección y de resiliencia [8]
Podemos distinguir tres grandes tipos de factores: de riesgo, de protección y de resiliencia. Un factor podemos definirlo como un condicionante donde su presencia, junto con otros factores, puede desencadenar un resultado. Esto nos sugiere que los factores son, pues, condicionantes que pueden estar presentes en el entorno personal, familiar y social del niño o adolescente, y pueden provocar una situación de desprotección infantil por malos tratos o por desatención de sus necesidades básicas. Por tanto, los factores que la bibliografía nos propone son elementos que la investigación ha asociado a situaciones de desprotección. Nuestra propuesta de factores se estructura de la siguiente manera:
  • Factores de riesgo
    • Factores predisponentes
    • Factores desencadenantes
    • Factores de mantenimiento
  • Factores protectores
    • Factores protectores o compensadores
    • Factores resilientes
Para una evaluación amplia y rigurosa de los factores que inciden, provocan y/o sostienen la situación de desprotección infantil pueden consultarse las escalas para la investigación y la evaluación del entorno personal, familiar y social del niño/a – adolescente, cuadernos 3 y 4, del Ministerio de Asuntos Sociales (1994): El maltrato infantil. Detección, notificación, investigación y evaluación [9].
Junto con la evaluación global de los malos tratos expuesta en el punto anterior, debemos determinar el riesgo de recidiva, es decir, de repetición de los malos tratos, identificar las áreas preservadas y afectadas, las áreas de mejora y, finalmente, el pronóstico del caso.


2. La perspectiva ecológico - sistémica

2.1. La perspectiva ecológica en el desarrollo humano
La perspectiva ecológica tiene su principal marco teórico en Bronfenbrenner (1987): La ecología del desarrollo humano, libro en el cual identifica diferentes entornos de desarrollo: Microsistema, Exosistema, Mesosistema y Macrosistema, y nos ayuda a ampliar la mirada más allá del foco de la familia. La familia es el microsistema donde se han producido los malos tratos o hay riesgo de que así sea, y, según Bronfenbrenner, comporta un “patrón de actividades, roles y relaciones interpersonales (…) con características físicas y materiales particulares” [10]. 

El mesosistema, es un sistema de microsistemas que “comprende las interrelaciones de dos o más entornos en los que la persona en desarrollo participa activamente (por ejemplo, para un niño, las relaciones entre el hogar, la escuela y el grupo de pares del barrio; para un adulto, entre la familia, el trabajo y la vida social)” [11].

A medida que nos alejamos del microsistema que representa la familia, cambiamos el acento de nuestra mirada de las personas a los entornos que constituyen el exosistema. Si para un niño pequeño el exosistema sería “(...) el lugar de trabajo de sus padres, la clase a la que asiste un hermano mayor, el círculo de amigos de sus padres, las actividades del consejo escolar del barrio, etcétera…” [12]. Para nosotros, en el rol de evaluadores de la desprotección infantil, el exosistema representará los recursos y servicios de que dispone una comunidad para ayudar a las familias en riesgo social o maltratadoras, en los cuales “…se producen hechos que afectan a lo que ocurre en el entorno que comprende a la persona en desarrollo, o que se ven afectados por lo que ocurre en ese entorno” [13].

Finalmente, en el nivel macrosistémico encontramos con el sistema de creencias o ideologías que regulan y delimitan los niveles de orden menor (exo-, meso- y micro-). Esta mirada estaría lejos del objetivo de un profesional que atiende a las familias en riesgo social, aunque define y delimita el marco en el que tiene que


2.1.    La perspectiva relacional - sistémica
La perspectiva relacional-sistémica nos complementa la mirada ecológica con sus estudios sobre la familia desde la terapia familiar. Algunos estos estudios.

La familia como sistema es un todo autoorganizado e interdependiente con el medio donde se desarrolla, donde la familia como tal es más que cada uno de sus miembros y menos que cada uno de ellos. Es decir, constituye un sistema (totalidad) pero sus miembros no se limitan a la familia puesto que se relacionan con otros entornos (escuela, trabajo, asociaciones,…)

En la familia coexisten diferentes subsistemas familiares. El subsistema conyugal en lo referente a las relaciones conyugales o maritales de los adultos que lideran la familia. El subsistema fraternal en lo que se refiere a la organización y las relaciones que mantienen los hermanos/as entre ellos en tanto que miembros de la fratría.

El subsistema paterno – filial constituye el nexo entre los dos sistemas: adultos y menores, y reviste especial importancia por ser el sistema donde se materializan las funciones básicas parentales. Dentro de este subsistema se pueden distinguir dos subsistemas más: el parental y el filial. Es en el subsistema parental donde los adultos padres determinan como ejercer su rol parental en relación a los hijos. El subsistema filial nos permite conocer el reconocimiento y respeto de los hijos/as hacia los adultos que ejercen de padres en esa familia.

La comunicación y el afecto, entendidos como la capacidad nutrir emocionalmente a los demás, pero también de resolver conflictos y divergencias a través del diálogo y la negociación.

Ciclo vital y crisis familiares. El ciclo vital de la familia pasa por diferentes etapas determinadas por los cambios que suceden en la familia desde su constitución hasta su desaparición por las crisis que atraviesan. Las crisis pueden ser normativas (bodas, nacimientos, adolescència…) o imprevistas (separaciones, muertes,....).

La lealtad familiar supone un sentimiento de solidaridad y compromiso hacia las necesidades y expectativas de la unidad familiar así como hacia los pensamientos, sentimientos y motivaciones de cada miembro. El incumplimiento o la ruptura de uno de los miembros con la lealtad familiar significará la transgresión y en el peor de los casos la expulsión de la familia.

Reglas, normas y roles. Reglas y normas, en general, son acuerdos relacionales que prescriben o limitan los comportamientos individuales en una amplia gama de áreas comportamentales, organizando su interacción en un sistema razonablemente estable. El rol supone un conjunto de conductas y actitudes que se atribuyen a los miembros de una familia personas según su posición y jerarquía.

Mitos y rituales forman parte del sistema de creencias que modulan comportamientos, actitudes,… de la familia y se transmite de padres a hijos actuando como reglas y roles ocultas entre la rutina cotidiana de la vida familiar.

Funcionalidad y disfuncionalidad familiar. Una familia es funcional cuando da respuesta a las necesidades de sus miembros y a la familia como un todo, aun cuando esas necesidades sean necesidades de cambio (morfogénesis). Por el contrario, una familia deviene disfuncional cuando se aferra a su status quo (morfostasis) y se mantiene rígida ante las necesidades de sus miembros o de la familia como tal.


  
De los modelos explicativos de primera y segunda generación de los malos tratos infantiles, y muy especialmente del modelo el modelo ecológico de Belsky (1980), y de las aportaciones psiquiátricas en el estudio de la familia desde la terapia familiar, recuperamos la percepción de la persona como sistema: el Ontosistema, desde la perspectiva del desarrollo ontogenético tal como propone Belsky, pero también desde la perspectiva de las capacidades y handicaps de las personas miembros y componentes de una familia.


3. Adaptación del modelo ecológico del desarrollo humano de Urie Bronfenbrenner





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Jordi Muner
Pedagog, mediador i psicoterpeuta familiar.

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[1] El modelo de evaluación del maltrato infantil se desarrolla en otro artículo: Información, factores e indicadores de malos tratos infantiles. Consideraciones para una evaluación integral.
[2] Rodrigo, M.J. y Palacios, J. (coords.) Familia y Desarrollo humano. Ed Alianza Editorial. Madrid. 1998. Pág. 35
[3] Linares, J.L.  Del abuso y otros desmanes. El maltrato familiar, entre la terapia i el control. Ed. Paidos. Barcelona, 2000
[4] Rodrigo, M.J. y Palacios, J. (coords.) Familia y Desarrollo humano. Ed Alianza Editorial. Madrid. 1998. Pág. 36
[5] Hablamos de hijos para referirnos a los menores de edad que están a cargo de los adultos que lideran y dirigen la familia, sabiendo que en las configuraciones familiares no siembre el parentesco entre los adultos y los menores es de padres e hijos.
[6] Gimeno, A. La familia: el desafío de la diversidad. Ed. Ariel. Barcelona 1999. Pág.46-59.
[7] El modelo de evaluación de los malos tratos infantiles se desarrolla en otro artículo: Información, factores e indicadores de malos tratos infantiles. Consideraciones para una evaluación integral
[8] El modelo de evaluación de los factores se desarrolla en otro artículo: Información, factores e indicadores de malos tratos infantiles. Consideraciones para una evaluación integral
[9] El maltrato infantil. Detección, notificación, investigación y evaluación. Guía básica de utilización y Cuadernos 1, 2, 3 y 4. Programa SASI de mejora del sistema de servicios sociales a la infancia. Ministerio de Asuntos Sociales. Madrid, 1994.
[10] Bronfenbrenner, U. La ecología del desarrollo humano. Experimentos en entornos naturales y diseñaos, Ed Paidós. Barcelona. 1987. Pág. 41.
[11] Ibidem, página 44
[12] Ibidem, página 45
[13] Bronfenbrenner, U, 1987. Ibidem, página 44